domingo, 23 de agosto de 2009

Verdaderos Discipulos

Salmo 34:15-22
Josué 24: 1-18
Efesios 6:10-20
Juan 6: 56-69
En estos versículos encontramos dos grupos de interlocutores de Jesús:
La respuestas de estos grupos difieren radicalmente los primeros murmuran (como lo hicieron los “judíos” v. 41) y no toman a Jesús como sujeto de diálogo. Por el contrario, los doce, en boca de Pedro, es el único grupo de todos los que estuvieron en “diálogo” con Jesús. Solamente los doce escuchan, creen y conocen a Jesús.
La consecuencia del mensaje de Jesús es que muchos de sus discípulos se echaron atrás y ya no caminaban más con él. Al comienzo de esta unidad Jesús es seguido por muchos, hasta pretendían hacerlo rey y lo sigue una multitud de un lado a otro del lago. Ahora, después de sus palabras lo inverso sucede. Los distintos interlocutores de Jesús a lo largo del capítulo han fallado en aceptar el rol de discípulos/as, es decir del/a que escucha a Jesús y lo han convertido en objeto de sus propios pensamientos o deseos.
Cambio en los doce
• “Señor, ¿a dónde vamos a ir? Tu tienes palabras de vida eterna.” Al comienzo del capítulo, Felipe se preguntaba: “en dónde compraremos pan...?” (v. 5). Ahora los doce saben que en ningún otro lado hay el pan que Jesús es capaz de dar. Los discípulos han sido capaces de crecer en su capacidad de conocer a Jesús.
• Han podido conocer a Jesús porque han creído. El orden de los verbos (creer, conocer) no es un dato menor. La imposibilidad de creer subrayada varias veces a lo largo del capítulo no le permiten a los distintos interlocutores conocer a Jesús. Los discípulos han creído en Jesús y entonces conocen quién es Jesús.

La confesión de Pedro es seguramente el punto culminante de la respuesta al mensaje de Jesús. Allí se encuentra el prototipo de creyente que ha sido capaz de creer y conocer la identidad de Jesús. Así el punto es la actitud de los doce en relación al resto de los interlocutores. ¿Qué les ha permitido a los doce dar este paso? ¿Qué les ha impedido a los otros hacerlo?
El creer es entonces ese salto que permite percibir lo que no se ve y Dios es un Dios que llama a existencia las cosas que aún no existen (cf. Romanos 4:18). Ese salto es el que pudieron dar los doce, ese salto es el que Jesús espera de nosotr

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